sábado, 25 de mayo de 2013

Por dónde empezar?

 

Conforme todas las encuestas a que hemos tenido acceso de los últimos cinco años, las preocupaciones que rondan a los habitantes de este país en general rondan en:

1.         Inseguridad
2.         Corrupción
3.         Falta trabajo
4.         Educación
5.         Inflación
6.         Salud
7.         Pobreza
8.         Economía
9.         Los políticos
10.      Justicia
11.      Problemas sociales en  general
12.      Drogas
13.      Bajos salarios
14.      Vivienda
15.      Contaminación ambiental
16.      Calles/rutas
17.      Distribución de la riqueza
18.      Jubilados
19.      Transporte
20.      La policía
21.      Obras públicas

Dejando aclarado que no es un ranking, porque muchas de ellas en ocasiones están en primer lugar para luego pasar al segundo o tercero, depende de las circunstancias, como así que algunas pueden ser subsumidas en otras o que se encuentran íntimamente interrelacionadas (justicia, policía, corrupción, inseguridad, drogas) y proponiendo la aceptación de estas veintiuna como las iniciales a atacar,  planteamos iniciar una discusión sobre cuál de ellas requiere prioridad o si existe la posibilidad de efectuar una “perdigonada”  que las afecte en alguna medida a todas a fin de ir disminuyendo su incidencia y dotando de sinergia a las acciones probables a realizar en su contra.
A nadie escapa que si se logra optimizar la Justicia, profesionalizar éticamente la Policía, evitar las influencias políticas en ambas, desmantelar la corrupción, mejorar la distribución de la riqueza se va a golpear severamente a la inseguridad y a la droga, entre otros.
Igualmente, educación, salud, desocupación, pobreza, nivel salarial, transporte y obras públicas tienen incidencia sobre los problemas sociales en general, sobre la economía, los jubilados.
A primera vista pareciera que es como si de pronto nos encontramos con un flash que estalla frente a nuestros ojos, y ante tanta luminosidad no podemos ajustar el foco del haz de rayos lumínicos y nos enceguecemos.
La primera reacción es entrecerrar los ojos para disminuir la intensidad del problema que nos ocupa y así analizar mejor la situación.
Como desde nuestro análisis no hemos arribado a una conclusión que nos resulte ampliamente satisfactoria sobre cual atacar primero, hemos optado por dos alternativas, una interna, que cada cual, solo o en grupo, opte por la que considere primordial, eleve propuestas para superarla y señale como piensa que se puede interrelacionarlas con la solución a las demás preocupaciones, proponiendo mecanismos de acción concreta en el corto, mediano y largo plazo.
Las primeras aproximaciones de estos trabajos las iremos volcando para su divulgación y confrontación en los próximos días.
La segunda alternativa es hacia el afuera, y resulta proponer el mismo dilema al conjunto de los que se interesan en estos temas para ver qué puntos de coincidencia podemos lograr, cuáles de discrepancias y si entre todos podemos sinergizarnos en nuestras pretendidas soluciones y en cómo hacerlas viables.
Dejamos abierto el debate, agradeciendo el esfuerzo de aquellos que realicen aportes.