Acuerdo de Garantías Nacionales y Republicanas
Los resultados electorales desde 1983 a la fecha han marcado
que, con diferentes porcentuales[1],
el partido gobernante siempre ha tenido en frente, sin compartir su oferta
electoral, una porción importante, cuando no mayoritaria, de la población.
Si bien ello no implica necesariamente una tajante división en
dos bandos de la masa electoral, un análisis de los candidatos desde 1983 a la
fecha, permite reagruparlos, con sus respectivas particularidades, en no más de
cuatro núcleos con raíces comunes.
La UCR, de cuyo tronco se han desprendido el PI y el MID; el PJ; la centro derecha, (UCeDe) y la centro
izquierda, (PDCristiano, los socialistas en sus distintas vertientes). En las
sucesivas elecciones presidenciales (y sin considerar las elecciones
legislativas) a lo largo de estos casi treinta años, han surgido nuevas ofertas
electorales que de una u otra manera son desprendimientos de este cuarteto o
reagrupamiento de parcialidades de ellos en alguno de estos cuatro.
A ello se ha sumado una característica de relevancia, los
partidos políticos, como estructuras de participación electoral, han dejado de
ser entes colectivos de participación, para transformarse en apéndices de
figuras relevantes, fenómeno que dio comienzo con Raúl Alfonsín y ha alcanzado
su punto culminante, (al menos por ahora) en la actualidad.
Que se quiere significar con esto? Que hasta 1983 inclusive, las
candidaturas surgían de “abajo hacia arriba” y de “adentro hacia afuera” de los
partidos políticos, hasta poder brindarse, merced a laborioso desarrollo
político como oferta electoral: Raúl
Alfonsín, Víctor Martínez, Ítalo Luder, Deolindo Felipe Bittel, Oscar Alende,
Lisandro Viale, Rogelio Frigerio, Antonio Salonia, Rafael Martínez Raymonda,
René Balestra, Francisco Cerro, Arturo Ponsatti, Álvaro Alsogaray, Jorge Oría,
Guillermo Estévez Boero y Edgardo Rossi, todos en mayor o menor medida habían
tenido una trayectoria interna dentro de sus respectivas estructuras
partidarias y en algunos casos cargos de representación popular.
A partir de esa fecha comienzan a emerger “figuras” políticas
que, por determinadas cuestiones temporales emigran de sus partidos de origen y
gracias a sus características personales aglutinan adeptos que van a conformar
nuevos partidos con diversa suerte: José Octavio Bordon, Carlos Chacho Alvarez,
Elisa Carrio, López Murphy, entre otros son ejemplo de ello. Otras, surgen de
ámbitos ajenos al quehacer político: Lidia Satragno, Daniel Scioli, Miguel del
Sel, Palito Ortega, Aldo Rico, y encolumnan su prestigio tras una personalidad
política ya desplegada o bien intentan abrirse camino por sus propios medios. Y
finalmente se incorporan personalidades políticas provinciales o locales que,
emulando la trayectoria de Carlos Menem se catapultan al escenario nacional:
los Rodríguez Saa, Néstor Kirchner, Jorge Omar Sobisch, Juan Carlos Romero.
Estas entradas de nuevas figuras modifican de alguna manera los
partidos tradicionales y, los de la última categoría sobre todo, sientan la
premisa de que se “hace” política con “fama”
o con “plata”, desnaturalizando
las internas partidarias y suplantándolas por auto designaciones a
candidaturas, razón esta por la que las negociaciones entre lo que antes eran
organizaciones políticas, ahora se tornan personales.
De esta manera se produce un “achicamiento” de la política y se propicia la “no participación”, arrogándose los interlocutores el papel de
“interpretes” de la opinión pública y de sus manifestaciones.
Obviamente las consecuencias de estas actitudes son de cortísimo
alcance, a lo sumo el lapso que va de un proceso pre-electoral al resultado del
mismo y carecen de la menor proyección política en el seno del electorado, pese
a ello, al siguiente proceso el experimento infaliblemente se repite.
Como resultado natural de esto, el oficialismo (que participa de
los defectos arriba señalados, pero no de lo reseñado en el último párrafo) con
su férrea voluntad de unicato, la estructura del poder a su disposición, la
aquiescencia de legisladores, gobernadores e intendentes necesitados de sus
dádivas, se ve ampliamente favorecido por estos devaneos de los opositores.
Así las cosas el discurso
“progresista” que publicita el modelo solo tiene como adversario a la realidad,
pero esta no tiene quien la interprete.
QUE HACER?
Dicho esto, si el objetivo político estratégico se encuentra a
la distancia de octubre/13, resulta más que evidente que las ventajas
electorales solo están de parte del oficialismo, pese a todos los traspiés que
últimamente viene padeciendo, si bien es cierto que las denominadas “elecciones
intermedias” por lo general no suelen ser favorables a los gobiernos (menos aún
en segundos períodos y en las actuales condiciones socio-económicas), aun en el
caso de no lograr el oficialismo una contundente victoria en ambas cámaras, no
se debe dejar de tener en cuenta la amplitud de recursos que ha mostrado el
cristinismo (heredados del kirchnerismo) para “borocotizar” resultados y obtener que voluntades opositoras
repentinamente se tornen ultra oficialistas.
Sobradas pruebas existen de la voluntad de ir siempre por más en
el oficialismo, aunque para ello deban apelar a recursos innovadores de dudosa
moralidad política, contra los que, poco o nada ha podido hacer la oposición.
Si octubre/13 es un objetivo táctico en vista de alcanzar el
estratégico en octubre/15, la situación igualmente en poco se modifica. Una
contundente victoria electoral de la oposición que le permitiera obtener una
modificación en las cámaras, difícilmente haría perder la mayoría en el Senado,
aunque ello si podría ocurrir en Diputados.
En estas condiciones, la situación del oficialismo sería menos
cómoda, pero igualmente tendría sobrada capacidad política (DNU mediante) para
arribar al 2015 con la posibilidad de postular la continuidad del modelo ya sea
vía re re-elección plebiscito mediante o a través de un candidato “leal”, y no
sería de extrañar si su apellido también comience con K.
Aunque aún falta sobrado tiempo para el 2015 y el humor del
electorado argentino puede modificarse en función de cuestiones exógenas y
endógenas, podemos sostener sin temor a incurrir en error, que en esa fecha las
alternativas que se planteen serán las mismas que hoy: “modelo cristinista” vs.
“otra alternativa”
Y en esta disyuntiva es donde está la cuestión de fondo y la
respuesta a la pregunta QUE HACER?
Lo que denominamos “otra alternativa” hasta ahora ha venido
desarrollando una estrategia que va desde la oposición lisa y llana pero
fragmentada, (la UCR con Sanz, Alfonsin, Macri con el PRO, De la Sota con un
pejotismo que fluctúa entre propio y el PF, Binner, Solanas, De Narvaez, etc.) hasta el llamado de resistencia a la
“tiranía” efectuado por Carrió.
Los une el común denominador de enfrentar al FPV y nada más, lo
cual, hoy por hoy resulta más que escaso para poder vencer a un adversario que
ha sabido hacer de las derrotas un triunfo y del triunfo una formidable
herramienta de construcción política y de poder.
Acusada de no poder mostrar “unidad” y un “líder” que la
conduzca, la oposición se encuentra a merced de la agenda del oficialismo y de
continuar por dicho camino a lo más que puede aspirar es a lograr un gobierno
condicionado en el 2015, donde la fuerza del poder político seguirá estando en
manos del cristinismo, o resignarse a que este continúe su dominio hasta el
2019.
Frente a este contexto, una alternativa posible y viable surge,
no desde la política, sino desde un escritor como Galeano “La utopía está en el horizonte" y es allí donde creemos se debe colocar la utopía de
un nuevo prototipo político, en el horizonte del futuro nacional para comenzar
a caminar en pos de ella, no limitándose a derrotar a tal o cual adversario
político sino a construir un nuevo paradigma en el que se inserte nuestro país.
En la fortaleza del cristinismo esta su
debilidad.
En que es fuerte el cristinismo? En el
“unicato” de su mando y en la “inmediatez” de su accionar, en su descarnado pragmatismo
y en la discrecionalidad del manejo de los fondos públicos.
El cristinismo no genera “adhesiones”, sino
“sumisiones”, no “adoctrina”, manda, y ello es posible en tanto y en cuanto su
“relato” no se confronta con una alternativa superadora.
La única manera de generar esta alternativa es
postergando los egos y estableciendo un ACUERDO
de GARANTIAS NACIONALES y REPUBLICANAS, que contemple la satisfacción de
las necesidades fundamentales a escala humana, les de contenido político
institucional y establezca un plazo determinado para su realización.
Desde el punto de vista político se debe
garantizar: Subsistencia, Protección, Participación,
Identidad y Libertad a la totalidad de los habitantes, para que, satisfechas
estas necesidades se pueda dar paso al Afecto, el Entendimiento, el Ocio, y la
Creación.
La subsistencia tiene
que ver con la necesidad de erradicar las causas que conducen a la
marginalidad, la miseria y el hambre.
La protección con la
seguridad, la salud, la educación y la plena ocupación laboral.
La participación con
el fortalecimiento de mecanismos democráticos que vayan más allá de las
votaciones bianuales y con organismos de cooperación y colaboración del
conjunto social en el manejo de la cosa pública.
La identidad con la
proyección de un estándar sustentable y creíble de nación dentro del conjunto
internacional y regional, insertándonos y colaborando con el mismo pero con
características que nos son propias.
Y la libertad, resulta
fundamental como cimiento del crecimiento y del mutuo respeto, una libertad con
compromiso y responsabilidad social que nos permita avanzar como comunidad a
todo el conjunto social, respetando las diferencias e idiosincrasias de cada
uno.
En la satisfacción de estas necesidades necesariamente no se
deben establecer prioridades, puesto que todas ellas deben ser satisfechas en un
entramado que les permita a cada una progresivos niveles de complacencia.
Aun con la más amplia libertad para que cada uno pueda sostener
los principios en los que cree y sustenta su modo de vida, debemos y podemos
encontrar mínimos puntos de ACUERDO sobre los que trabajar en conjunto, auto
controlando su realización y adecuando su cumplimiento a las cambiantes
realidades, pero sin perder de vista el objetivo principal: su realización.
Estos puntos mínimos, cuya realización no esté sujeta a tal o
cual personalidad o a tal o cual grupo, partido o facción política o sectorial,
nos permitirán lograr una identidad de conjunto que naturalmente tenderá a
incrementar la participación que de manera individual y colectiva nos
corresponde.
El incremento de la participación ciudadana en las cuestiones de
estado y en las cuestiones sociales aumentará los niveles de protección de todo
el conjunto, tendiendo a erradicar aquellas cuestiones que hacen a mejorar los
niveles de subsistencia.
Corresponde que cada voluntad que se sume al ACUERDO formule su
apreciación de cuales, como y cuando deben ser los medios conducentes a fin de
satisfacer estas necesidades.
Realidades como: hambre, pobreza, desocupación, desnutrición, no
deben estar ausentes de las propuestas que las combatan, y ellas se encuentran
concatenadas con la batalla contra la corrupción (pública y privada), la
inseguridad, el narcotráfico y la trata de personas, con una Justicia más
independiente, efectiva, eficaz y participativa que dé cumplimiento a los
mandatos constitucionales de “afianzar la justicia” implementando el juicio por
jurados en materia penal, penal económica y tributaria.
Tales enemigos a vencer requieren del compromiso del conjunto
social, compromiso que no debe ser meramente discursivo sino ampliamente
participativo, en el que, el conjunto social tenga el control final de lo que
acontece, para ello resulta imprescindible la modificación del sistema
electoral nacional, eliminando las “listas sábanas”, permitiendo que las
candidaturas surjan del conjunto social al cual deben pertenecer y no de
acuerdos de cúpulas o de la voluntad omnímoda de una sola persona, que a su vez
dichos mandatos impliquen un “contrato” entre el postulante y sus votantes y
que en caso de incumplimiento el mismo pueda ser revocado respetando la
voluntad de los electores. La participación no puede quedar relegada únicamente
al voto bianual o a las “audiencias públicas”, la posibilidad de control
ciudadano debe ser real y efectiva en todas y cada una de las políticas de
estado y en los actos de gobierno.
Solo en el marco de una “libertad
con responsabilidad social” puede el ser humano desarrollar plenamente su “capacidad creativa” poniéndola al
servicio de sus semejantes en el “entendimiento”
que la mejora en la calidad de vida de este, posibilita su propio
crecimiento sostenible y el mejoramiento de su calidad de vida, y ello solo se
puede hacer desplegando nuestro “afecto”
hacia nuestros iguales.
En palabras de Francisco, “todos
somos pecadores pero no podemos ser corruptos ni corrompidos”, y la primera
descomposición de lo social comienza cuando no vemos en “el otro” nuestra
propia imagen.
Si como conjunto político
social podemos comprometernos verdaderamente a ser laboriosos y constantes en
alcanzar una serie mínima de puntos en los que mayoritariamente estemos de
acuerdo y nos fijamos un plazo razonable para su realización, reconociendo con
sinceridad y humildad cual ha de ser el lugar desde donde mejor aportemos a su
concreción, ya no ha de ser determinante ser “primera figura”, “candidato
estelar”, sino que lo definitivo va a ser estar “realmente comprometidos y
consustanciados” con el ACUERDO arribado, prestando todo nuestro esfuerzo desde
el lugar que el destino nos asigne, con la clara consigna de que no es
importante quien llegue primero sino que debemos resguardar a quien está por
arribar último.
[1] 1983: Raúl Alfonsín-Víctor Martínez, Unión
Cívica Radical, 51.75%, Ítalo Luder-Deolindo Felipe Bittel, Partido
Justicialista, 40.16%, Oscar Alende-Lisandro Viale, Partido Intransigente , 2.33%, Rogelio Frigerio-Antonio Salonia,
Movimiento de Integración y Desarrollo, 1.19 2,
Rafael Martínez Raymonda-René Balestra, Alianza Demócrata Socialista, PDP-PSD, 0.32%,
Francisco Cerro- Arturo Ponsatti, Partido
Demócrata Cristiano, 0.31%, Álvaro Alsogaray-Jorge Oría, Unión del Centro
Democrático, 0.17%, Guillermo Estévez Boero-Edgardo Rossi, Partido Socialista Popular 0.14%, Otros,
3.63%; 1989:
Menem-Duhalde, del
Frente Justicialista Popular, 47,5%,
Angeloz-Casella, de la Unión Cívica Radical, 32,5%, Alianza de Centro Alvaro
Alsogaray-Alberto Natale, 6,87%, Confederacion Fed. Indep. Eduardo
Angeloz-Guzman 4,59% y A. Izquierda Unida Néstor Vicente-Luis Zamora 2,45%.; 1995: Carlos Saul Menem-Carlos Ruckauf 49,97%, FREPASO Jose
Octavio Bordón-Carlos Alvarez 28,37%, la UCR - Alianza Civico y Social Horacio
Massaccesi-A. Hernandez 16,75%, el MODIN Aldo Rico-J. Fernandez Pezzano 2,62% y
el Partido Obrero J. Altamira-N. Molle 1,81%;
1999: Fernando de la Rúa-Carlos Álvarez, Alianza
por el Trabajo, la Justicia y la Educación- UCR-FREPASO, 48.37%, Eduardo
Duhalde-Palito Ortega, Concertación Justicialista para el Cambio -PJ-UCeDé 38.27%,
Domingo Cavallo-Armando-Caro Figueroa, Acción por la República 10.22%, Patricia
Walsh-Rogelio De Leonardi, Alianza
Izquierda Unida-PCA-MST, 0.80%, Lía Méndez-Jorge Pompei, Partido Humanista
0.70%. Jorge Altamira Pablo Rieznik Partido Obrero, 0.60%, Jorge Reyna-Gabriel
Moccia, Alianza Frente de la Resistencia, 0.30%, Juan Ricardo Mussa- Fernanda
Herrera, Alianza Social Cristiana, 0.28%, José Montes-Oscar Hernández Partido
de Trabajadores por el Socialismo, 0.23%, Domingo Quarracino-Amelia Rearte,
Partido Socialista Auténtico 0.23%; 2003: Alianza Frente por la Lealtad1 –
UceDé, Carlos Menem-Juan Carlos Romero, 24.45%, Alianza Frente para la
Victoria, Néstor Kirchner-Daniel Scioli,
22.24%, Alianza Movimiento Federal para Recrear el Crecimiento, Ricardo López
Murphy-Gómez Diez, 16.37%,Frente Movimiento Popular Unión y Libertad, Adolfo
Rodríguez Saá-Melchor Posse, 14.11%, Afirmación para una República Igualitaria,
Elisa Carrió-Gutiérrez, 14.05%, Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau-Mario
Losada, 2.34%, Alianza Izquierda Unida, Patricia Walsh- Parrilli, 1.72%,
Partido Socialista, Alfredo
Bravo-Giustiniani, 1.12%, Partido Obrero, Jorge Altamira-Salas, 0.72%,
Confederación para que se Vayan Todos, Enrique Venturino-Pinto Kramer, 0.67%,
Partido Humanista, Guillermo Sullings-Ambrosio, 0.55%, Tiempo de Cambios-Unión
Popular, José Carlos Arcagni-Zenof, 0.33%, Partido Socialista Auténtico, Mario
Mazziteli-Camps, 0.26%, Movimiento de Integración y Desarrollo, Carlos
Zaffore-Perie, 0.25%, Partido Demócrata Cristiano, Manuel Herrera-Cúneo, 0.25%, Partido Popular
de la Reconstrucción, Gustavo Breide Obeid-Vasena, 0.22%, Unidos o Dominados, Juan
Mussa- Suárez, 0.20%, Movimiento por la Dignidad y la Independencia, Ricardo
Terán-Bonacci,, 0.16%; 2007:
Cristina Fernández-Julio César Cobos, Frente
para la Victoria, 45,29%, Elisa Carrió-Rubén Héctor Giustiniani, Alianza
Confederación Coalición Cívica, 23,04%, Roberto Lavagna-Gerardo Rubén Morales,
Alianza Concertación Una Nación Avanzada (UNA), 16,91%, Alberto Rodríguez
Saá-Héctor María Maya, Alianza Frente Justicia, Unión y Libertad (FREJULI), 7,64%, Fernando Solanas-Angel Francisco
Cadelli, Partido Socialista Auténtico, 1,58%, Ricardo López Murphy-Esteban
Bullrich, Recrear, 1,43%, Jorge Omar Sobisch-Jorge Asís, Movimiento por las
Provincias Unidas, 0,80%, , Vilma Ripoll-Héctor Bidonde, Movimiento Socialista
de los Trabajadores, 0,75%, Néstor Pitrola-Gabriela Adriana Arroyo, Partido
Obrero, 0,61% , José Alberto Montes- Héctor Antonio Heberling, Partido de
Trabajadores por el Socialismo (PTS) 0,44%,
Luis Alberto Ammann-Rogelio Deleonardi, Frente Amplio hacia la Unidad
Latinoamericana (PC-PH) 0,37%, Unión Popular, 0,36%, Movimiento Vecinos en
Acción, 0,19%, Movimiento por la
Dignidad y la Independencia, 0,05%; Raúl Castells- Nina Pelozo, Movimiento
Independiente de Jubilados y Desocupados,0,26%, Gustavo Luis Breide
Obeid-Héctor Raúl Vergara, Partido Popular para la Reconstrucción, 0,24%, Juan
Ricardo Mussa-Bernardo Nespral, Confederación Lealtad Popular, 0,06% 2011:
Cristina
Fernández-Amado Boudou, Frente para la Victoria(FpV), 54,11%, Hermes Binner-Norma Morandini, Frente
Amplio Progresista(FAP), 16,81%, Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga, Unión
para el Desarrollo Social(UDESO), 11,14%, Alberto Rodríguez Saá-José María
Vernet, Compromiso Federal
(CF), 7,96%, Eduardo Duhalde-Mario Das
Neves, Unión Popular (FP), 5,86%, Jorge Altamira-Christian Castillo, Frente de Izquierda y de los
Trabajadores (FIT), 2,30%, Elisa Carrió-Adrián Pérez, Coalición Cívica ARI
(CC-ARI) 1,82%.
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