martes, 21 de mayo de 2013

1983-2013 - Los Presidentes: De la Rúa

DE LA RUA
Nacida en 1997 la Alianza para la Producción, el Trabajo y la Educación, creada por la Unión Cívica Radical y al Frente para un País Solidario (FREPASO), muy rápidamente recibió el apoyo de otros partidos de la oposición al gobierno de Carlos Menem, lo que le permitió ganar las elecciones de Octubre de 1999.
Fernando de la Rua se enfrentó con un déficit fiscal mayor al esperado, una importante deuda externa y la necesidad de obtener durante el año 2000 por lo menos U$S 17.000 millones en los mercados de capitales internacionales, el gobierno implementó sus primeras medidas, que consistieron en aumentar los impuestos, aprobar una moratoria y acelerar la agenda para el cobro de los anticipos de impuestos.
Estas medidas tuvieron una influencia negativa en la economía y pararon la recuperación que había comenzado a fines de 1999. El gobierno fue duramente criticado por optar por aumentar los impuestos en lugar de reducir sus gastos, los indicadores económicos del consumo interno comenzaron a mostrar signos negativos, y la economía en lugar de mostrar claras señales de mejoría empezó a deteriorarse. La recaudación de impuestos no alcanzó los niveles estimados y el déficit mensual excedió al previsto. Esta situación forzó al gobierno en los meses sucesivos a intentar disminuir los gastos fiscales planeados, pero sin obtener en la práctica los objetivos buscados.
En octubre de 2000 renuncia el vicepresidente asestando un duro golpe al gobierno aliancista, a ello se suma la oposición interna del radicalismo y se precipita la crisis subsiguiente.
Pese a que en Diciembre de 2000 Argentina acordó con el FMI un “blindaje” financiero de aproximadamente $40.000 millones y se comprometió a la realización de reformas y la reducción de gastos en el sector público, los fondos obtenidos no fueron suficientes para cubrir las necesidades financieras del 2001 y el país continuó dependiendo de la receptividad de los mercados de capitales.
Rápidamente se hizo evidente que las promesas, reformas y recorte de gastos no tenían apoyo político y la situación continuaba empeorando. El déficit fiscal durante los primeros dos meses de 2001 excedió los montos previstos, la confianza de los consumidores no mejoró.
En marzo del 2001 hay un cambio en la conducción económica y un programa de reducción de gastos de 8.000 millones a llevarse a cabo en un período de tres años, lo que fue rechazado por el ala izquierdista de la Alianza, principalmente seguidores del ex presidente Raúl Alfonsín y miembros del Frepaso, esto dejó al gobierno en una situación difícil, estaba claro que la Alianza no tenía una alternativa para reemplazar a López Murphy.
Es designado ministro de economía el Dr. Cavallo, quien basa su política inicial en una orientación pro-crecimiento que fue más aceptable para los políticos, que los recortes anunciados por López Murphy.
Luego de obtener poderes especiales por parte del Congreso (que no incluían la autorización para reducir salarios o pensiones) Cavallo comenzó con una serie de medidas que tuvieron dos objetivos: incrementar la recaudación fiscal y recomponer la situación de aquellos sectores económicos más afectados por la situación. Se creó un nuevo impuesto sobre los cheques, se eliminaron los recargos a la importación de bienes de capital, se aumentaron los recargos aplicables a los bienes terminados producidos en el país, se redujo en un 50 % el IVA en la compra de bienes de capital y se extendió este impuesto a otros bienes antes no alcanzados, se da comienzo a una negociación de planes de competitividad que apuntaron a reducir los costos de ciertos sectores productivos a través de la baja o eliminación de impuestos a cambio del compromiso por parte de los empresarios de la reducción de precios y el mantenimiento de los niveles de empleo.
Todo ello tuvo un éxito inicial que descansaba fundamentalmente en el prestigio del Dr. Cavallo, pero a pesar de la aprobación formal del Congreso de los poderes especiales y otra legislación solicitada por el Poder Ejecutivo, no había un apoyo político expreso a las medidas tomadas, en consecuencia, no se recuperó la confianza y la reacción de los mercados a las medidas no fue todo lo positiva que se deseaba.
Era evidente que ni los mercados locales ni los externos percibían claramente que el déficit sería controlado y que la economía se recuperaría. Esta percepción mantenía elevadas las tasas de interés y a esos niveles no era posible la recuperación. Otro factor que tuvo un impacto negativo, fue el anuncio a mediados de abril de la propuesta de modificar la ley de convertibilidad permitiendo que el peso estuviese atado 50% al dólar y 50% al euro. Aunque se enfatizó que este cambio ocurriría recién cuando la relación entre el dólar y el euro fuese de uno a uno y el ministro se esforzó en reafirmar la continuación de la convertibilidad, el  anuncio fue tomado por los mercados como una amenaza a la paridad 1 a 1.
El gobierno tuvo que tuvo que implementar más aumentos de impuestos, eliminar algunas exenciones en el IVA y aumentar la tasa del impuesto sobre las transacciones financieras. Estos aumentos disminuyeron aún más las expectativas de una pronta recuperación, por lo que se comenzó a comenzó a trabajar en un canje voluntario de la deuda, con el objetivo de posponer los pagos de capital e intereses. Finalmente el total de la oferta alcanzó $33,3 mil millones; $8 mil millones fueron ofertados por inversores extranjeros y el resto por locales. Aunque las tasas fueron altas, aproximadamente del 15%, se creyó que este respiro mejoraría el humor de los inversores, dado que el pago de capital e intereses se reduciría en $8 mil millones hasta el año 2002.
Las reacciones iniciales al mega canje fueron positivas, hacia Junio del 2001 el optimismo generado por el mega canje prácticamente había desaparecido y el riesgo país comenzó a elevarse nuevamente. se anunció un nuevo paquete de medidas para estimular la demanda interna, las exportaciones y acelerar la recuperación. Las nuevas medidas incluyeron varios beneficios en impuestos y la utilización de un tipo de cambio distinto para las importaciones y las exportaciones, $1,08 por dólar. Esta paridad fue presentada como una transición hacia la nueva convertibilidad basada en 50% sobre el dólar y 50% sobre el euro. Esto hizo que los precios cayeran fuertemente y que el riesgo país aumentase, alimentando una espiral que podría terminar como una profecía auto-cumplida.
Con un nuevo programa se intentó comenzar a operar dentro de un marco de déficit cero, el gobierno finalmente anunció un conjunto de medidas que incluyeron recortes en los salarios del gobierno y en las jubilaciones y pensiones, fijando máximos en los salarios públicos, extendiendo el impuesto a los débitos y a los créditos, etc. Los recortes anunciados para eliminar el déficit no ayudaron a ganar la confianza de los mercados y el riesgo país continuó aumentando, situando al país segundo entre los países más riesgosos. La reacción negativa de los mercados estaba basada en que el gobierno no obtendría apoyo político, para implementar las medidas requeridas.
Una vez más los seguidores del ala izquierdista del partido Radical y los miembros del Frepaso no apoyaron al gobierno y expresaron su oposición a las medidas anunciadas por el Presidente, pese a ello el paquete se aprobó y se negoció un nuevo canje de deuda a modo de salvataje.
En las elecciones de Octubre del 2001 Octubre los discursos de los candidatos fueron muy negativos; pronosticaban una devaluación del peso, pedían la renuncia del Ministro de Economía y reclamaban un cambio del modelo económico. Como consecuencia, el riego país llegó al nivel de 2000, las tasas de interés subieron drásticamente y comenzó nuevamente la salida de depósitos; durante el mes se perdieron entre 2000 y 2500 millones. Como se esperaba, en las elecciones del 14 de octubre la Alianza tuvo una pobre performance y perdió bancas. El Partido Justicialista controlaría el Senado desde el 10 de diciembre y sería la primera minoría en la Cámara de Diputados.
En Noviembre el gobierno anunció una nueva serie de medidas económicas centradas en un canje de bonos de deuda corriente por nuevas series, garantizadas por ingresos fiscales, con una tasa de interés del 7%. Las noticias referentes al canje de deuda local e internacional no habían sido bien recibidas por los acreedores; asimismo la situación política y económica no ayudaban pues el gobierno federal y las provincias no se ponían de acuerdo respecto de la coparticipación de recursos y continuaba el déficit. Consecuentemente se inició una nueva fuga de depósitos.
Rumores de que el gobierno devaluaría o congelaría los depósitos bancarios causaron un retiro sin precedentes. Durante el primer fin de semana de Diciembre 2001 el Gobierno preparó nuevas medidas que significaron el fin de la convertibilidad como se conocía desde 1991.
Los cambios se centraron en la restricción de efectivo, movimientos de depósitos y operaciones de cambio. Estas medidas se tomaron para parar la fuga de depósitos y reservas y preservar el sistema bancario, pero fueron recibidas con fuerte descontento por la mayoría de la población, hecho que fue capitalizado por los sindicatos, los políticos, etc. Este descontento derivó en serias protestas sociales de la población contra el Gobierno, lo que resultó en la renuncia del Dr. Cavallo y el resto del gabinete, Como consecuencia de continuadas protestas sociales violentas con la participación de activistas y con mucho ruido en la clase media, el Dr. De la Rua se vio obligado a renunciar el 21 de diciembre.

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